22 oct 2010

VESTIDO Y RINOCERONTE

Roberto se despertó inquieto. Sentía una molestia intermitente en su cabeza, que se acentuaba al notar cómo también recorría su cuerpo.

Se incorporó en la penumbra. Mareado, pasó la mano por sus largos cabellos y al tocarlos arrancó algún mechón de su pelo seco y ensortijado.

Sobresaltado, Roberto trató de gritar pero tenía la garganta seca y escocida. Mientras, notó horrorizado cómo su nariz caía al suelo y botaba junto a sus piernas. Extrañado y nervioso se palpó la cara, aliviado al recorrer todas sus partes.

Con dificultad consiguió levantarse, apoyando la espalda sobre los fríos barrotes de metal. Roberto superó el remolino que le aturdía y se sobrepuso al olor penetrante alrededor. Encendió el mechero y se vio agazapado al fondo de la jaula, con su vestido de payaso, paralizado ante la silueta del rinoceronte que se erguía delante de él.

3 comentarios:

  1. El chino qacel pino22/10/10, 15:06

    ¡Oh! ¡Quelido Pablo!
    De no sel pol Jolge no hablía entendido quel payaso sabía despeltao nuna jaula de linocelonte. Lalo, lalo, lalo... Entonces yantedí lo de la naliz, pelo no lo del pelo, que me losplicó Jolge tamién.

    Me sientun poco tonto. Yo cleo ques pol el idioma, polque como soy chino, pos eso.

    Pablo, di la veldad... ¿las soñao?

    Lo del olol también tiene lo suyo, polque no quielo ni imaginalme como selál pedo dun linocelonte.

    Te lecueldo que tengun lelato tuyo y que si me das tu pelmiso te lo copio y te lo publico, pelo no es de linocelontes.

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  2. ¿Qué más puedo añadil?

    Fdo: el japonés que lee al revés

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  3. ¡Como la vida misma! Todos llevamos un disfraz que pensamos que nos protege, sin darnos cuenta nuestro desvalimiento ante la fiera, que es el mundo exterior...

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Muchas gracias por tus palabras.